Un caso de Ripley´s
Desde que “Songo le dio a Borondongo”, la
complicidad entre algunos personajes
ha establecido vínculos de ayuda mutua para conllevar propósitos beneficiosos a
las partes.
Recientemente, luego de
publicarse sobre la acallada ciudadanía del señor Maduro, hemos visto como la camaradería
entre Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro ha florecido la relación entre las
dos naciones, a las que supuestamente representan y que nunca han estado
separadas más que por sus propios intereses, pataletas y protagonismos.
Muchos venezolanos
nunca vamos a olvidar la traición que Juan Manuel Santos ha hecho a nuestra
libertad. Aquella esperanza afianzada en nuestro corazón fue negociada con la
entrega de Walid Mackled a Hugo Chávez. Santos mercadeó nuestra historia.
Según el Diario El
Espectador “Santos dice que Colombia y
Venezuela tienen la obligación de trabajar juntos”. Santos agradeció una pretendida gestión de Maduro por la paz, situación que algún editor calificó como el “relanzamiento” de las relaciones
entre las dos naciones.
Venezolanos y colombianos, no solo compartimos una frontera común. Estamos
atados por nexos que van mas allá del profundo sentimiento de historia y
hermandad que, me atrevería a asegurar, no tenemos con ninguna otra nación en
el mundo. Los oscuros manejos de Santos o Maduro ni sus ignominias de poder
lograrán separarnos.
La comedieta del “magnicidio” colma el timo, donde también
se cuela Cabello para completar la escena. Que falta de originalidad la de
estos individuos; grises y sin ideas nuevas. Esta ni siquiera llega a ser
extravagante por lo trillada y sin sentido.
“The three Stooges” volvieron
a la comedia. Falta
que usurpen el papel al pajarito pio.
ANTECEDENTES:
SANTOS; hombre
de palabra. MALA PALABRA
Santos; injerencia y desengaño
1 comentario:
Para mí, por la histeria con que salen a gritar y la insistencia en que Obama diga algo, eso, más que un "magnicidio", es un "mamicidio".
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