lunes, 16 de octubre de 2017

País por cárcel

Dorian García G.

DICTADURA
El debate es político y un coma de oscuridades nos confronta. Hasta ahora a los venezolanos nos parecía que, el problema venezolano, dejaba de ser de los venezolanos y que las maniobras de la comunidad internacional nos protegerían de esta muerte lenta a la que con lento dolor hemos sucumbido por casi 19 años.

Los esfuerzos internacionales han resultado ser una campaña de silencios estratégicos, que presumen de accionar a la distancia para, hasta ahora, con la reserva del caso no hacer nada.
 

 
Los opositores al Régimen hemos comprobado que contar con la mayoría, no significa nada ante el abuso de Poder. En Venezuela, la Constitución es letra muerta, los Derechos Humanos  se han convertido en simple truco dialectico y las instituciones en la morada de trampa.

No hay salida consensuada a cualquier intento conciliatorio posible; el régimen se empeña en dañar cualquier asomo a salir de una crisis, porque significaría modificar su estructura de poder y aniquilamiento por el adversario. El Caso Venezuela se ha convertido en un tema geopolítico y de agravio a los Derechos Humanos de carácter internacional, pero eso los venezolanos no lo sentimos real.


El fraude electoral perpetrado. El primitivismo y el temor se siembran en las mentes y la intranquilidad de quienes durante más de 18 años hemos permanecido en oposición a la debacle nos coloca al borde de la crispación personal. Hoy somos víctimas de hordas de asesinos, de los desmanes autoritarios de una caterva de mafiosos y las inconsistencias numéricas electorales que anulan nuestros derechos elementales.

Vivimos asqueados de abusos y agresiones desmedidas. La arbitrariedad institucional de quienes conforman las FAN, CNE y el TSJ es innegable, vulgar y descarada.

Los venezolanos estamos a la espera de la comunidad internacional. De no producirse una reacción consensuada en el mundo democrático, seremos rehenes en nuestro propio suelo, el país convertido en una gran cárcel en la secuencia de planes que se han comenzado a fraguar, sin que se puedan advertir mayores procedimientos de acción y de auxilio por parte de la comunidad internacional.

Estamos en manos de vándalos y devastadores y sin una señal clara para que de este pueblo manso, alguien se apiade…

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