Encuentro… ¿entre
hermanos?
Vladimir
Villegas, anunció con antelación lo que se suponía sería un encuentro con su hermano el también comunicador Ernesto.
El
conductor del espacio, Vladimir, intentó plantear una visión humana y familiar
de cercanía con su hermano Ernesto, mas no fue posible. La pedancia y prepotencia
de Ernesto Villegas, fue un óbice infranqueable.
Contestatario y presumido en su posición no permitió un refrescamiento de su imagen y la culminación de un espacio donde pareciera que los desencuentros y el irrespeto fuesen las propuestas del programa, en el que se esperaba se pasearan por caminos de concordia y hermandad.
“Mario y Vladimir, son mis hermanos y por ambos profeso un amor sin ...
Ambos tenemos, hoy en día,
serias discrepancias”.
Defendiendo su posición política desde el principio,
Ernesto, “modelo comunicacional” de Nicolás Maduro,
hizo repiques a su hermano, el “fascista
comunicacional” Vladimir Villegas, con la inflexible licencia adquirida en
su pasantía en los espacios del poder omnívoro, a lo que le ha tomado el gusto actitud
que exhibe como un “Diosdado”
cualquiera.
Sacar conclusiones y apoyar las indefendibles tesis revolucionarias fue plato principal en una, casi lacrimosa, exposición donde la comunicación llegó a calentarse y llegar a límites, y donde aún sin tocar el tema sobre la “dieta de Maduro sin viagra”, no hubo comentarios de consideración ni unificación de criterios.
Sacar conclusiones y apoyar las indefendibles tesis revolucionarias fue plato principal en una, casi lacrimosa, exposición donde la comunicación llegó a calentarse y llegar a límites, y donde aún sin tocar el tema sobre la “dieta de Maduro sin viagra”, no hubo comentarios de consideración ni unificación de criterios.
Ha sido un contrapunteo de
recordatorios y sacadas de pañitos helados para Vladimir, donde Ernesto no ha
respetado pausas para atacar y descubrir intimidades hasta llegar a recordarse…
¡ayudémonos... somos hermanos! , ¿Verdad?
Uno mantuvo hasta en último momento la identificación de su sello
de marca y que, por último, al despedirse sin agradecer al país su tolerancia
espetó… “¡Viva Chávez!”
Al final, saldría uno apoyado por
escoltas e imbuido en su prepotencia; adivinen cuál…
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