jueves, 12 de mayo de 2016

De "chavistos y chavistas"

Dorian García G.

El género y el mal uso del castellano
"MILLONES Y MILLONAS"
 
El mal uso del lenguaje castellano, se manifiesta acarreando consecuencias de un manejo deformante, débil y ciertamente mostrenco del idioma, incorporando vicios idiomáticos que deberán ser preocupación de la Academia y de quienes tomen en cuenta la formación de los conductores sociales y las consecuencias a futuro.

En Venezuela, para ilustrar con pertenencia, la aparición de modismos virales idiomáticos, implantados desde una cúpula política, ha repercutido en que “el pueblo” sea víctima de la pobre formación de sus dirigentes, quienes trasladan a la masa popular sus vicios como deformantes de la lengua de Andrés Bello.

Esta es una defensa, más que de la lengua, del sentido común.
 



Presidente o Presidenta
En la lengua castellana, en el español, existen los participios activos como derivados verbales. Por ejemplo, el participio activo del verbo cantar, es cantante; de atacar es atacante; el de sufrir, es sufriente; el de existir, existente.El participio activo del verbo ser es "ENTE".

El que es, es el ente, tiene entidad. Por esta razón, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega la terminación “ente”.

Por lo tanto, la persona que preside, se le dice presidente, no presidenta, independientemente de su género.Se dice estudiante, no "estudianta". Se dice adolescente, no "adolescenta". Se dice paciente, no "pacienta", comerciante, no "comercianta".
 
Las cosas por su nombre
En Venezuela, el “hombre negro” nunca fue tan negro y menos ciudadano como cuando un aventurero degeneró en una caricatura de político y en símbolo indestructible e insuperable de mediocridad. Es el mismo a quien se le atribuye la debacle institucional de la democracia y la pérdida de riqueza del país, decidió darle una nueva descripción al hombre de color y decidió apodarlo como “afro descendiente”.

Este personaje fue el mismo que quiso hacer del sexismo idiomático una bandera de su propia misoginia, su propio feminazismo.

El lenguaje construye realidades y dejará intenciones confiriéndole sentido y significado a las relaciones  humanas y eso es lo peligroso de lo que ha sucedido en Venezuela ya que desde el gobierno  y todo el estamento político se ha tratado de imponer  una neolengua.

Este régimen, extendido por más de 17 años, incorporó a la Constitución de Venezuela una suerte de sexismo demagogo lingüístico incluyéndole en su contenido “venezolanos y venezolanas” y anexó en los discursos “todos y todas” y llegó a cambiar a género femenino el nombre de algunas profesiones y quehaceres  como “estudiantes y estudiantas” envés de “los estudiantes”. O "Medico y Medica" por EL médico y LA medico", “juez y jueza” por “EL juez o LA juez” que manifiesta el ahorro del idioma como concepto establecido.

La operación iniciada por Chávez y continuada por todos los jerarcas del poder no es nueva, todos los totalitarismos de la historia del mundo la han practicado.

No conforme con la expresión y alcances de sus excesos comunicacionales, modificó los símbolos patrios, cambió los nombres que con orgullo exhibían los buques de la flota nacional, de calles y avenidas, de la moneda hasta devaluarla y hacerla polvo. No sólo  han alterado reglas del lenguaje y creado adefesios lingüísticos, sino que han infectado el habla cotidiana con  términos marciales, tratando de militarizar la sociedad, haciendo uso de un nacionalismo y un patrioterismo patético.

Lamentablemente  la sociedad venezolana y en especial sus líderes le han seguido el juego al gobierno  y han terminado cometiendo los  mismos disparates que se generan desde las altas esferas. Es hora de llamar las cosas por su nombre y corregir entuertos y esto incluye a los disparates en materia de lenguaje.


Hugo Chávez  redefinió al idioma forzando las estructuras lingüísticas e intervino lo inimaginable hasta colocar al país en las situaciones más bizarras e inverosímiles, dignas de un nuevo y extravagante volumen de “Aunque Usted No Lo Crea”.

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