“Porque te quiero
te aporrio”
-Dicho popular-
En aquellas "Parlamentarias" el
país opositor no votó. Pero yo lo hice por ti, creí que
sabía de tus cualidades altruistas. Entonces contabas con mi respeto. Fuiste mi
único voto de confianza; me equivoqué.
Hace
poco tiempo, por este medio, experimenté vergüenza ajena por quien, alguna
vez, gozó de mi aprecio y hoy se manifiesta como antítesis de una persona
honorable.
No
faltó quien haciendo uso de su opinión, que respeto pero no comparto, surgiera en
su defensa en términos de disgusto para silenciar mi voz de censura.
La
respuesta automática de reproche a mis palabras a quien es un personaje público, desacreditado
nacional e internacionalmente, puedo entenderlas en virtud de la cercanía y
afectos a este personaje. Personalmente, no puedo mas que desaprobar que me
pidan hacer silencio o suavizar mi antagonismo a este tipo de escenarios de desentendimiento entre quienes sabemos como son las cosas de este régimen y su corrupción, creador de fortunas instantáneas de la llamada "boliburguesía".
Estoy claro sobre lo que significa el daño colateral. Me pregunto si el causante del perjuicio a todos los venezolanos, ese protagonista que sirve de soporte incondicional a la tiranía, ha pensado en su familia y la protege anteponiendo su desenfrenada pasión ideológica y su desmedido lucro personal por la crítica que necesariamente debemos hacer con los ojos inyectados de coraje. Será que debo ser considerado, quien debe hacer silencio y aceptar sus arrebatos lucrativos y de primera plana.
Quien
respalda o acompaña a Nicolás Maduro, y su caterva de delincuentes en la
aniquilación de mi patria, no es mi amigo, no puede ser sino un individuo al que
debo señalar como culpable de los más despreciables epítetos al permanecer al
lado y apoyan el presente, triste y demoledor de nuestra historia personal. No
me retracto ni me permitiré en mi juicio flaquear, luego de más de 17 años de
suplicio.
Quien
sienta que ha sido ventajoso para su crecimiento personal y el de los suyos, deberá estar complacido y, de seguro… está “enchufao”. Mas aquél que soporta a un "amigo" en esta condición, no es solo un "sinvergüenza"; parafraseando a unos por ahí, es un "apátrida".
Aquí
no hay medias tintas ni neutralidad; estás conmigo o contra mí.
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