Dorian
García G.
La deuda de Venezuela es
colosal e inimaginable. Solo este año más de 9.000 millones de dólares han sido
acreditados al desbarajuste sin fondo que se realiza con beneplácito de chinos
y rusos. Y el “hombre nuevo” sonríe. Hace la cola para alcanzar el cuerno
de la abundancia, divertido y sin pensar en inflación, escasez o inseguridad.
No sabe lo que le espera. Todos hemos perdido.
El negocio nacional se ha convertido en un solo robar, guisar y regalar desde
la poderosa PDVSA “roja-rojita” de Rafael Ramírez.
El protagonista de los platos rotos es “el hombre nuevo”, es el individuo (o “individua”) de las colas interminables y
la violencia contenida pero con su plasma de “gratiñan” bajo el brazo,
que ha sido reducido a ser el mendigo de la dadiva gobiernera. Es el más
útil instrumento del despilfarro en la campaña de echarle la culpa a otros por
errores propios; el títere necio y resteado de la “revolución”, un pendejo comodín apasionado de la desidia de quince
años de oscurantismo y depredación del tesoro nacional que aún grita “¡Uh-ah!”.
La economía, es la ciencia que
estudia la producción, distribución y consumo de bienes. El régimen cree que la inflación puede bajarse por decreto e
impone medidas coercitivas y erradas que obligan a colocar el precio de los
artículos a desequilibrio. En Venezuela nadie cree en el futuro ni el esfuerzo
y la vida se ha transformado en un “golpe
y cuida”.
El régimen ha decretado el derrumbe de la oferta
y la muerte de la economía en Venezuela. Enero será de antología. El caos ocurrirá
irremediablemente y para todos. Gane
quien gane, todos hemos perdido.
“Cuando la gente le teme al
gobierno, eso es tiranía.
Cuando el gobierno le teme a la gente, eso es la democracia”.
- Thomas Jefferson –
No hay comentarios:
Publicar un comentario