Henrique Capriles marca la agenda venezolana del momento, ha logrado encontrar el lenguaje, un manifiesto solidario que invita a la convivencia y afecto del pueblo.
Pero un encargo subyace en Miraflores; hay que detener al fenómeno Capriles… a toda costa.
Hoy en día la vida política está incrustada en el tuétano del venezolano. La inseguridad, la violencia, las insatisfechas necesidades sociales, han desatado una reacción de desasosiego en el ciudadano.
Pero el pueblo ha sido golpeado por una ideología demencial de visos totalitarios que encarna un Hugo Chávez arrogante y enfermo de poder, tras 14 años de discurso repetitivo, artificial e irrespetuoso.
Chávez ya no convoca multitudes. Las ideas del mago de la manipulación se han disipado; ya no arrastra esperanza ni emociones y perdido en su carrera totalitaria, pareciera haberle llegado la hora. A Chávez, los cerros se le han desmoronado.
La orden es obstaculizar a Capriles en su arrollador performance a como de lugar.
Hasta el 7 de Octubre, seremos espectadores de la más despiadada agresión. Una guerra feroz que tratará de evitar que el país escuche a quien luce como la esperanza y triunfador de la contienda electoral; Henrique Capriles Radonski ha conectado con Venezuela.
¡Hay un Camino!
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