viernes, 21 de octubre de 2011

DICTADORES; POLVO Y DESIERTO

Ley, es cualquier cosa que
yo escriba sobre un papel

....................................................-Saddam Hussein-

El final de los dictadores siempre es el mismo; el olvido enmarca sus acciones. Son individuos que no aprenden de las lecciones de la historia y, con inconciencia de su propio destino, prefieren deshonrar las respuestas de la vida, insultando al pueblo que responde al peligro que representan. Encontrar la dura realidad, ser simples mortales, es tropezar con la máxima “polvo eres y en polvo te convertirás

La pena es ajena a la justicia. Opiniones como “victoria de mierda” o “el Estado soy yo” quedan en el camino mostrando el desorden y respuesta a la anarquía de inadaptados que han jugado a ser dioses.

"Lo que es Bolívar para nosotros,
es Gadafi para Libia"
............................-Hugo Chávez-


Las “ratas” lo encontraron en un túnel, ruta de escape de los individuos de su tipo.

La libertad es un tesoro colmado de apetitos y peligros. La justicia, tardía y ciega, es lenta pero implacable. La historia deja lecciones de arbitrio donde a estos desarraigados suele esperarles un final amargo o cuando menos la excreción social. Pero en realidad, estos individuos no tienen vergüenza.



La personalidad de estos personajes, se ve reflejada en el culto de su propia imagen. Frecuentemente hacen uso de televisión, prensa y radio, medios controlados por su aparato de propaganda para exhibirse en actos rocambolescos, que intentan mostrar su poder y elevar su autoestima. Hay quienes desafiando a la existencia, se proclaman “líder” sin ser más que bandoleros de precaria formación y ansias de ovación.

De la llamada "primavera árabe” los autócratas que luchan aferrándose al poder, son Bashar al-Assad, de Siria, y Alí Abdullah Saleh, de Yemen. En Corea del Norte, Kim Jong Il. Pero no son los únicos en el mundo; se aprecian casos en Latinoamérica quienes se amparan en constituciones que moldean su camino a la resistencia.

Dadas sus extravagancias, algunos se convierten en verdaderos hazmerreír ante la observación internacional. Pero todos, indefectiblemente, terminan siendo victimas de sus egos, considerándose a si mismos invencibles, seres insustituibles y necesarios para sus oprimidos y hasta más populares que Dios mismo.



HERMANO SADDAM
HERMANO GADDAFI
GAME OVER!

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