Tres años antes de que Hugo Chávez intentara tomar el poder por la fuerza, izquierdistas venezolanos vinculados con La Habana buscaban sacar provecho a un esperado estallido popular para derrocar al ex presidente Carlos Andrés Pérez, siendo dotados con armas y guiados personalmente por Fidel Castro, según reveló un oficial venezolano de alto rango.
El ex comandante del Ejército de Venezuela, Carlos Julio Peñaloza, dijo que Castro aprovechó su visita a Caracas durante la toma de posesión de Pérez -el 2 de febrero de 1989- para ingresar armas al país petrolero y ultimar detalles de una insurrección que sería liderada por civiles y militares venezolanos que simpatizaban con el régimen cubano.
Algunas de las armas incluían rifles de francotiradores que semanas después fueron utilizados contra soldados y agentes del orden público durante el llamado “Caracazo”, el levantamiento popular en el que cientos de venezolanos perdieron la vida.
Fidel Castro saluda al teniente coronel Hugo Chávez, a su llegada al aeropuerto internacional José Martí de La Habana el 25 de diciembre de 1994.
“Cuando se produce el Caracazo (el 27 de febrero), Fidel trató de explotarlo”, reveló Peñaloza, general de División del Ejército, en una entrevista con El Nuevo Herald. “Fue una explosión popular pero, sabiendo que venía, él se preparó para sacarle provecho”.
El estallido popular era sólo cuestión de tiempo, señaló Peñaloza, quien tenía acceso a los organismos de inteligencia del Ejército y a la información suministrada por agentes que habían infiltrado los movimientos subversivos.
Cuando Pérez resultó electo en 1988, la economía venezolana se encontraba en serios aprietos, afligida por una severa caída en los precios del petróleo, un gigantesco endeudamiento y una espiral inflacionaria que parecía haber salido de control durante el mandato del presidente saliente Jaime Lusinchi.
Los organismos de inteligencia ya habían comenzado a recibir informes de que algo muy grande y serio estaba por ocurrir en Venezuela en el marco de la grave situación económica del país que, aunada a una serie de escándalos de corrupción, contribuía a acentuar el descontento de la población.
Y en ese ambiente de descontento llegó Castro a Caracas, en lo que era su primera visita en 30 años, para participar en una ostentosa inauguración presidencial bautizada en Venezuela como “la Coronación de Pérez”.
“Cuando Fidel llega a Caracas para la coronación, entra con una comitiva de 300 personas y trae numerosas cajas que contenían armas”, dijo el general, quien tres años después le advirtió a Pérez, sin ser escuchado, que Chávez y otros oficiales preparaban un golpe de Estado.
“Llegaron en tres aviones de Cubana de Aviación y entraron por la rampa presidencial, pero debido a coordinaciones con agentes del alto gobierno, la comitiva y los pesados cajones pasaron sin revisión en el aeropuerto”, añadió Peñaloza.
Las cajas fueron colocadas en camiones que estaban esperando el cargamento, y las personas, 280 de ellas que se presentaban como el personal de seguridad de Castro, fueron trasladadas al recién construido, pero aún no inaugurado, hotel Eurobuilding, que días antes había sido tomado en su totalidad por el G2 cubano, dijo Peñaloza.
ANTONIO MARIA DELGADO
adelgado@elnuevoherald.com
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