“La Revolución Bolivariana tiene hoy el Poder Ejecutivo, amplia mayoría en el Parlamento y un partido capaz de movilizar a millones de luchadores [fuerzas paramilitares] por el socialismo.
Estados Unidos no cuenta en Venezuela más que con fragmentos de Partidos, hilvanados por el miedo a la Revolución, y groseras apetencias materiales.
No podrán acudir al golpe de Estado en Venezuela como hicieron con Allende en Chile y otros países de Nuestra América.
Las Fuerzas Armadas de ese hermano país, educadas en el espíritu y el ejemplo del Libertador, que en su seno incubó los jefes que iniciaron el proceso, son promotoras y parte de la Revolución.
Tal conjunto de fuerzas es invencible. No lo vería con tanta claridad sin la experiencia vivida durante más de medio siglo.”
...-Reflexión” del dictador cubano el 27 de septiembre-
Muchas de las acciones que el gobierno ordena a la actual “Asamblea”, se vienen acometiendo de manera ilegítima y apresurada, e imponiéndolas mediante disposiciones forzosas, incluso adelantándose a la fecha de toma de posición de los nuevos asambleistas, quienes protestan este atropello que trata de prolongar su extendido y sumiso poder como Cámara.
El presidente de la Comisión Permanente de Defensa y Seguridad, diputado Juan José Mendoza, recordó que en la Constitución Nacional de 1999 se establece el principio de corresponsabilidad, es decir, que no sólo en este caso concreto, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana es la encargada de la defensa y la integridad de territorio, sino la sociedad en su conjunto.
“Es por esta razón que a través de este instrumento surge la Milicia Bolivariana, cuerpo especial que estará adiestrado e integrado en todas aquellas áreas donde le corresponderá actuar”.
La militarización de la sociedad es la primera tarea de estos regimenes que llevan seudónimos exóticos, como revolucionarios o socialistas del siglo XXI. En realidad son sencillamente fascistas, charlatanes e histriones de oficio.
Una militarización que toma varias formas, desde los “anillos de seguridad”, pasando por las fuerzas del poder popular constituidas como “concejos comunales”, campesinos en armas o los formateados soldaditos de la revolución en las escuelas primarias a los que constituyen como pioneros disciplinados de una educación militarizada. Es en realidad el conjunto de la sociedad que es sometida para mantenerla vigilada, controlada, activa y alerta a delirio de un caudillo en cualquier momento. Todo es posible en una seudo revolución lavadora de cerebros, cuya finalidad es convertirnos en súbditos obedientes al “líder”.
La conclusión de las alarmantes declaraciones del dictador cubano, es que estos regimenes una vez instalados son indestructibles, al haber sido inducidos a aceptar condiciones socio-políticas que detendrían cualquier forma de resistencia. No pudiendo resistir por medios pacíficos ni tampoco pudiendo resistir empleando métodos violentos. Estos regimenes se afincarían en el reino de mil años que soñaban los nazis.
La oposición venezolana deberá tomar la medida exacta a lo que se enfrenta. Para resistir a estos regimenes y destruirlos hace falta algo más que unas elecciones y un trabajo dentro de las instituciones. La dignidad de la sociedad está de por medio para imponerse ante la fuerza hegemónica de un gobierno de evidente inclinación apátrida y de clara orientación comunistoide. Es inadmisible.
Sabemos que, en gran medida, la relación carismática o vínculo afectivo del pueblo, manipulado por una oferta ilusionista con el señor Chávez, ha terminado. Si no existe la legitimidad en el afecto, el poder del Estado-Gobierno necesita obligar a la sociedad a obedecer sus pretensiones de amor por la fuerza. Estos regimenes no son invencibles, ya han sido vencidos antes, pero hay que resistir y no solamente oponerse, si queremos vencerlos.
“Dos peligros tiene la idea Socialista, como tantas otras: el de las lecturas extranjerizas, confusas, incompletas y el de la soberbia y la rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantadose en el mundo empiezan por “agazaparse” y fingir, para tener hombros en que alzarse frenéticos “defensores” de los desamparados”
-José Marti-
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