Aquí los huevos o son de lujo o con ellos pusieron la torta. Los venezolanos no distinguimos a gallinas, ni estrecharemos lo jurado en el Samàn de Güere. Hay quien convierte un símbolo en un árbol de mamòn.
Y es que hay que “tenerlas bien puestas” para ser tan descarado. Desde Miraflores se estimula el “jalabolismo”, especie de practica convertida en deporte, propia de oportunistas, charreteros, vivalapepa y sagaces vampiros de oficio, audaces delincuentes de la cosa pública, depredadores y malandros.
Huevos, gónadas, testículos, mamones o bolas es lo mismo para quien no las tiene y se conforma con ser un títere, o mejor aún, una foca aplaudidora del zoológico que le congrega, donde ratas, víboras y hienas pelean por el festín. ¡Que de ovarios!
Y es que hay que “tenerlas bien puestas” para ser tan descarado. Desde Miraflores se estimula el “jalabolismo”, especie de practica convertida en deporte, propia de oportunistas, charreteros, vivalapepa y sagaces vampiros de oficio, audaces delincuentes de la cosa pública, depredadores y malandros.
Huevos, gónadas, testículos, mamones o bolas es lo mismo para quien no las tiene y se conforma con ser un títere, o mejor aún, una foca aplaudidora del zoológico que le congrega, donde ratas, víboras y hienas pelean por el festín. ¡Que de ovarios!
Algo es seguro, algo les falta. ¿Algo?... ¡seguro!
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