sábado, 26 de enero de 2008

La Fiesta Inolvidable

Es una fiesta muy selecta, hay una lista de excluidos. ¡Vaya con los invitados! Ninguno quiere ajustarle la cola al burro, y corren a la piscina que mezcla la fetidez de unas cochambrosas barbas caribeñas. Solo invitó a la fiesta a quienes le sonríen sin vergüenza alguna.
Fiesta, mas bien un espectáculo de títeres. Todos bailan al son que el Director de la banda impone. Dictador y banda dije ¿?... ¡Woops!

¡Qué espectáculo! Es un desbarajuste la repartidera. Todos se arrastran codiciando apoderase de la mayor cantidad de “coroticos de la piñata”. Los venezolanos, excluidos y a la distancia, distinguimos mendigos y oportunistas, que vulgarizan su apetencia por el pastel repartido desde Caracas.

Kirchner, Correa y Evo juegan a poner la torta y contrapuntean la ultima lisonja para disponer de la mayor rebanada. ¡Uh-ah, yo le jalo màs! Zoilamerica observa espantada, mientras Daniel Ortega, sin pudor, entra al juego golpeando a estudiantes venezolanos. La rebatiña, es un festín de pirañas.

El lisonjeado, mira desde un piso superior desde donde todo lo ve. Se aproxima al balcòn, con el tumbao que tienen los guapos al caminar, aun sin pantalones y con casaca de soldadito de plomo. Llegó Insulza con laureles de regalo. Ríe y retuerce sus manos pensando en el botín. Se cuela por la puerta de servicio, mientras sacan la basura. Así, cualquiera pasa.


Afuera, la multitud ruge, mas él no la escucha, solo disfruta su telenovela, apaga el televisor y cierra la cortina. La multitud impaciente es cada vez mayor. Pero él no escucha, vive su vida loca. "Nadie me trajo ni una condecoracioncita. Estos sureños son una m..."

Huele a chivo, comenta Vargas Llosa.

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