Por ahí fumea…
Dorian García G.
Son
historia los intentos de golpe de Estado a Carlos Andrés Pérez que originaran
el “Caracazo”. El aumento de 0,25 Bs
fue motivo suficiente para que se produjera el cruento estallido social.
Al
día de hoy, el Régimen Maduro-Cabello proyecta beneficiarse de la confusa
situación para imponer un aumento de gasolina. Tras llevar a cabo una campaña que busca que el usuario apoye
el alza de “la gasolina más barata del
mundo”, valiéndose de spots televisivos y anuncios de prensa, el régimen sostiene
a conveniencia la idea de que el precio de venta del combustible en el país es
35 veces menor al costo de producción.
Mas tras este “aumento” la verdad permanece sin enumerar todo lo que esta medida contiene,
sin que el venezolano conozca la totalidad de pro y contras en las que
definitivamente estará en desventaja con su aplicación.
El Régimen correrá el riesgo y la
medida será impuesta. Nos preguntamos si los “países amigos” continuarán sirviéndose del beneficio que nos impone
la aceptación forzosa de esta providencia, inconsulta y atentatoria a la frágil
situación del país.
La verdad silente es
que, Venezuela importa gasolina para satisfacer el consumo interno. El Régimen,
escrupuloso para hurgar el tema tabú, ha venido
postergando el aumento
de la gasolina.
Amparándose en la confusión de los sucesos, el régimen jugará al encubierto
y llevará a cabo su cometido, obteniendo así un aumento de ingresos a las
bóvedas del despilfarro económico, que aún confía y espera un “rebote petrolero”.
Mientras, Maduro y su equipo de expertos, no reconocen la crisis ni asumen
una respuesta adecuada al panorama. Su carencia de liderazgo y constantes
improvisaciones hacen mella en los menguados recursos con los que el país
cuenta y espera.
Hoy crece el temor de
que se acentúe la caída de los precios del petróleo, ante una eventual
sobreoferta de barriles en el mercado y la disminución de la producción
nacional venezolana, lo cual causará una mayor crisis provocada por la
disminución de ingresos y la manifestación sin careta de la crisis económica
venezolana. Todo terminará por minar la entereza de un
pueblo que, seguramente veremos reaccionar pronto, no soportará más atropellos.
Llegaron las vacas, flacas y ávidas de respuesta. ¡Cuidado!
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