Nicolás Maduro
anunció que, el ex presidente colombiano, Ernesto Samper asumiría la Secretaría de la Unasur en agosto próximo.
La designación de Samper se produce en un guiso diplomático entre María Ángela
Holguín, canciller colombiana y Nicolás
Maduro, estampando el sello que impone La Habana como orientación inmediata al
panel de gobiernos latinoamericanos que, manifiestamente, amparan la corrupción
internacional.
Ha sucedido lo impensable;
con la “desuribización” de Santos, Colombia se suma al club de aliados
de la dictadura cubana, desde una amañada creación
de organizaciones que promueven una sui géneris “integración latinoamericana” impulsada desde
Venezuela por el régimen
de Nicolás Maduro, cuyo rol es conocido
eufemísticamente como “mermelada”, al
promover figuraciones diplomáticas, cocinadas en la trastienda, a fin de
desarrollar solapadamente la política anti-yanqui dictada desde La Habana.
Holguín, quien se
desempeña en la cartera como canciller desde el 2010, fue confirmada en su
cargo para el periodo 2014-2018 por Juan M. Santos desde la cumbre de Brasilia con
los presidentes latinoamericanos, quienes le habían solicitado la continuidad
de esta por la labor desempeñada. En este caso, Holguín actúa como trampolín de
Ernesto Samper, de quien fue señalado de
haber comprado las elecciones presidenciales de 1994, con dineros del
Cartel de Cali.
No cabe duda sobre el escenario
al que se ve precisado Santos al tener que consentir y respaldar a que Ernesto
Samper presida Unasur para hacer el trabajo, non sancto, en la toma de decisiones y prestigiar
acciones con el estatus que significa que un ex presidente de Colombia respalde
acciones y decisiones, en apariencia, tomadas en un foro de representantes diplomáticos
de Suramérica, pero que solo buscan satisfacer propósitos fijados desde Cuba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario