Juan Carlos León
Miami. Florida
Hace unos meses conocí en
Miami a un joven panameño que había visitado Cuba en una oportunidad. Llamó la
atención de este hombre el hecho de que en la isla la gente suele estar todo el
día en la calle, y mirando hacia el cielo.
Yo le traté de explicar a este señor que
ese tipo de comportamiento era típico de un pueblo que no tiene esperanzas de
ningún tipo. Los cubanos se levantan diariamente y salen de sus casas a
"resolver", a ver qué se les "pega", a "luchar"
el pan de cada día.
Mirar hacia el cielo pudiera tener una
connotación religiosa, como pidiéndole a Dios que se acuerde de ellos. También
puede interpretarse como una manera de expresar sus deseos de libertad, como
esperando que algún día vendrá alguien de otro lugar a salvarlos del mal que
los ha agobiado por más de medio siglo.
El pueblo de Israel vivió 40 años en el desierto, y durante todo ese tiempo
Dios los alimentó enviándoles maná y codornices desde el cielo. La diáspora
cubana lleva más de 50 años manteniendo a nuestros hermanos en la isla, ya que
la revolución de los Castro ha sido un fracaso total.
Ni la libreta de abastecimiento, ni las migajas que recibe el pueblo de parte del gobierno castro-comunista han logrado matar el hambre vieja de 11 millones de cubanos. Las remesas del exilio se han convertido en la principal fuente de ingresos de nuestras familias. Gracias a nosotros, "los gusanos", es que han podido sobrevivir. Aunque hoy ya no nos llaman así. Ahora nos dicen "mariposas".
"Maldito el varón que confía en el hombre" (Jer. 17:5). "Bendito el varón que confía en Jehová" (Jer. 17:7). Así nos dicen las Sagradas Escrituras. Ojalá el pueblo de Cuba haya aprendido la lección, y no ponga jamás su confianza en los hombres; sino en el Rey de reyes y Señor de señores: Jesucristo. El es nuestra esperanza y el único camino a la salvación.
Ni la libreta de abastecimiento, ni las migajas que recibe el pueblo de parte del gobierno castro-comunista han logrado matar el hambre vieja de 11 millones de cubanos. Las remesas del exilio se han convertido en la principal fuente de ingresos de nuestras familias. Gracias a nosotros, "los gusanos", es que han podido sobrevivir. Aunque hoy ya no nos llaman así. Ahora nos dicen "mariposas".
"Maldito el varón que confía en el hombre" (Jer. 17:5). "Bendito el varón que confía en Jehová" (Jer. 17:7). Así nos dicen las Sagradas Escrituras. Ojalá el pueblo de Cuba haya aprendido la lección, y no ponga jamás su confianza en los hombres; sino en el Rey de reyes y Señor de señores: Jesucristo. El es nuestra esperanza y el único camino a la salvación.
¡Amén!
Juan Carlos León
Juan Carlos León
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