“Miente quien engaña, pero miente también
quien niega que el mentiroso nos engaña”
A la Venezuela actual pareciera
que hubiesen concurrido todos los demonios para destruirla. En medio de la mayor bonanza petrolera,
tenemos un país allanado por fuerzas extranjeras y violado en sus
instituciones, incluyendo a su Fuerza Armada.
Luego de los 100 días de
Jessie Chacón, ministro de Energía Eléctrica, nueve estados se quedaron sin electricidad. Pero, como exabrupto,
también el sector conectado en la Asamblea Nacional se quedó sin energía" en
cadena" para hacerle el alumbrón a Fidel, sin tocar la crisis que al
país envuelve.
Nicolás Maduro debe demostrar
a la Fuerza Armada y al pueblo venezolano que no es colombiano. Pero yendo más
allá de las presunciones el señor Maduro se ha atrevido a declarar que “los
asuntos de Venezuela se deciden en Cuba”. Es entonces cuando un conocido
lema es transformado y se lee “el honor
no se divisa”.
La versión de que Maduro haya
nacido en Caracas, no parece ser cierta. Existen "serias dudas" sobre la nacionalidad de Nicolás Maduro y lo más
aproximado a una versión probable es que este se nacionalizó venezolano a la
edad de once (11) años, por lo que entonces pasa a ser un asunto de doble
nacionalidad. Si este fuera el caso, tampoco puede ejercer la presidencia, dado
a que es considerada como situación prohibida terminantemente en el artículo 41
de la Constitución de Venezuela. Pero aquí no pasa nada.
Qué decir de la “asamblea nacional”. Recientemente el
cogollo, que fuera entorno de Chávez, se hizo una marcha a si mismo "contra
la corrupción", para con ello tratar de lavarse la cara del fracaso
del alguna vez mencionado "socialismo del siglo XXI". Vemos a
bribones codearse mutuamente tratando de ocultar su pillería, mientras resuena la
voz de Walid Makled denunciando a la cartera de protagonistas de las mayores
acciones depredadoras al país.
Los expedientes de Di Martino y del diputado Cabello, entre otros, duermen el mismo sueño de los maletines que las Luisas no quieren ver. La contraloría ha desaparecido y los casos en la Asamblea son una suerte de guiones malévolos, ollas de débil preparación y mala factura, que intentan producir una mayoría forzosa e inconstitucional, cueste lo que cueste; necesitan con urgencia y siguiendo el guión cubano hacerse del control inmediato de una Venezuela plagada de ignominia y pandemia de valores. Y para ello convierten el Hemiciclo en una suerte de refugio degradante y exposición amoral y vergonzoso.
Por último, se comenta abiertamente que, en La Casona, la pelona dejó instalada la propia rumba; tequeños, ron y güisqui rueda libre como la falta de vergüenza. Pero algo que se olfatea pero hay quienes prefieren no oler es que los rojos están perdidos; cuidado y suspenden las elecciones de Diciembre. Cuidado pues.
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