“El respeto a la vida es el fundamento
de cualquier otro derecho,
incluido el de la Libertad”
Juan Pablo II
La tenebrosa Justicia venezolana
El drama de esta historia comenzó en 2005 cuando Franklin Brito fue despojado por el Instituto Nacional de Tierras, INTI, de 290 hectáreas de su finca en Iguaraya, situada en el estado Bolívar, al sur de Venezuela. Brito reclamaba la titularidad de su propiedad, un derecho que le fue negado por las autoridades. Los poderes públicos son obedientes y sumisos a la extraña causa de un gobierno sordo y sin alma de patria.

Franklin Bríto, luchando por el derecho a la propiedad privada, fue secuestrado por el régimen de Hugo Chávez. Su traslado desde la OEA hasta el Hospital Militar, el último día del año 2009, encubría el rapto de la cobertura de los medios, pretendía acallar las voces de alerta y resguardarse de la crítica internacional. Fue un acto de desvergüenza; un vulgar asalto de filibusteros; inmoral, vergonzoso.
El señor Brito murió sin encontrar la libertad y sin despedirse de los suyos. Mas a Franklin Brito le despojaron de sus tierras, pero no su dignidad. Una plegaria de descanso para su alma y el consuelo de su familia.
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