a paso de vencedores
Las importaciones agroalimentarias en Venezuela han llegado a niveles inimaginables y, por si fuera poco, el hallazgo de 122 mil toneladas de alimentos putrefactos, que el Gobierno de Hugo Chávez ha importado y abandonado dentro de contenedores en muelles y almacenes. Tras el hecho se ha descubierto una red de corrupción; la comida nunca se compró para ser consumida.
La representante política de la FAO dijo que “por ordenes superiores no podía recibir los documentos”, haciendo que la consignación de los mismos ante el organismo internacional fuese infructuoso por razones inminentemente políticas.
Sorda, ciega y sin olfato
Mientras, en rueda de prensa la fiscal Luisa Ortega Díaz aseguró que el Contralor de la República, Clodosbaldo Russián, jamás informó al Ministerio Público sobre irregularidades en la distribución de alimentos importados por el Gobierno. Según la Fiscal, ella se enteró por la prensa, lo cual la hace del conocimiento por la figura de “noticia criminis” sin que esta se haya pronunciado. Vaya manera de lavarse las manos, cuando el ministerio público ha debido actuar contra los supuestos responsables del caso de los alimentos descompuestos por haber la comisión de varios delitos ligados al hecho. Anotemos para la historia, pues.
"Hedía como 100 perros muertos"
La ética de un servidor público, debería ir más allá del ejercicio de su profesión. La dignidad es uno de los valores morales que se han derrumbado en los diferentes ámbitos del oficio público. Las metas del milenio se han disfrazado de pobreza, de lo falso del carácter social y democrático y que por la vía de imposición lo transforman en bandera política. Nos imponen un “Socialismo” por no llamarlo abiertamente “Comunismo” aun cuando le dijimos “NO” en diciembre 2007, negando nuestro derecho a conducir nuestro futuro.
La “Soberanía Alimentaria” en Venezuela, eslogan del Poder Ejecutivo Nacional, ha inundado de putrefacción la realidad del venezolano. La corrupción es la bandera que ondea "a paso de vencedores", el rostro oculto de una gestión de gobierno, inepto, pillo y soez. La Venezuela del siglo XXI está podrida en sus cimientos institucionales.
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