jueves, 10 de junio de 2010

"LA PATRIA ESTÁ EN LOS COJONES"... ups!


No, no voy a caer en lo escatológico para hacerte el juego. Alguna vez nos diste la muestra de cuan pequeñas se te pusieron las gónadas de equivocada orientación patriótica. Se ha hecho tarde y todo lo que recogerás tiene un perfume degradado.

Yo también nací en Sabaneta, pero una diferente y noble, chico. No quiero hacer paralelismos contigo, Dios me libre. Hasta llegaste a caernos bien por guasón, como quien ve frente a si a un ser humano disminuido, lleno de intenciones, pero con una mueca que se descubre fingida y que se hace más falsa cada vez que nos toma por asalto en cada alocución, cadena o pataleta arribista y nerviosa. Abre los ojos, mírate al espejo y busca respuestas. Nos engañaste sentados en la esperanza. Qué te pasó.



El ejercito de jala bolas o chupa medias que te siguen, podrá dejar su rol denigrante cuando se hagan el favor de apartarse del papelito rastrero que representan, tristes y sin dignidad imitadores de un payaso. Ellos mantienen una competencia entre sí por lucir peor y más infame en su jalabolismo, esos que se guindan de tus pesadas plomadas y que conforman un club de vampiros de lo nuestro.

Dividiste al país, pero a esos a los que has hecho victimas y que te aplauden y son conocidos como “focas” y que alucinan por el espejismo de la promesa, un día van a despertar y se darán cuenta de cuanto nos robaste. Entonces será tarde; sus hijos no tendrán la arepa, no tendrán educación ni un norte al que seguir; su estrella habrá desaparecido y será un mal recuerdo, una pesadilla que pesará en sus tripas y en la mentira que les contaste alguna vez.
Créeme que no te odio, solo me das lastima.

Have you understood?
El “jalar bolas” se originó en las cárceles políticas de Venezuela, en donde los presos llevaban “grillos”, pesadas bolas de hierro soldadas por una cadena a una pierna, y que algunos de ellos, por poderosos o por ricos, conseguían que otros cargaran las bolas de metal para aliviarlos y facilitarles desplazarse. A los que te siguen les va a doler el alma, la historia es implacable.

Recuerdo cuando viniste a mi ciudad a dar una arenga a los estudiantes de mi universidad; acababas de salir de la prisión solo para volver a tu mentira, pura mentira que el tiempo se ha encargado develar. ¡Que falso eres! Cómo puedes vivir cada día olvidando lo que has destruido cada minuto por más de once años. Qué conciencia puede sentirse insuflada de desconocimiento al prójimo como si nada.

Se ha hecho tarde. Vaya personaje que eres, te has convertido en un protagonista que se registrará en la historia, tal vez no en el mejor género. Esa conversión que has logrado, transformando a los pendejos en ratas y a los oportunistas en hienas, forma parte de las leyendas urbanas que corren. Popularmente, se dice de no se que cosa del “Litio”; tu mismo diste a conocer tu afición diaria de mascadiente ligada a regalos de Evo. Por si fuera poco, imaginería y radio bemba dan cuenta de pactos oscuros, de ritos y sacrificios en “Palacio”, y mil historias sórdidas que lejos de arrimarte a tus héroes, te transforman en un personaje cómico y lastimero.

Nosotros seguiremos siendo los pitiyanquis, los escuálidos y condones; pero créeme, la basura está en el corazón y de eso tú adoleces. Brito tenía razón y para él se hace tarde. Sé que mi descarga no te causa ni coquito. Alguien que conocemos, te llamó gallina y asesino y trajina por ahí con su cara bien lavada. A él, como a la justicia, quien lo ve no lo conoce.

¡Que coraje! te burlaste de Juan Bimba chico. A ti te sobran testículos, pero te falta corazón y cerebro. Tus gónadas nunca serán exhibidas en museo, por lo menos donde están los rastros de los valientes. Las tuyas pertenecen al espectáculo, mas bien son de “Ripley´s”.

Es una lastima; perdiste una oportunidad dorada, pero el futuro no te va a “pelar” y lo sabes. Cambiaste nuestro presente que ha podido ser prospero y del primer mundo. Deberemos repararlo sin ti “arañero”, esperemos poder llegar al 26S y que los acontecimientos puedan devolvernos la felicidad que nos robaste. Eres historia Tribilin; una mala, muy mala historia.

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