Estamos en pleno mar, es un buque endeble a la deriva y el oleaje lo zarandea. El Puerto se divisa lejano y el capitán se confiesa pirata. La tripulación se amotina mientras la protesta se extiende incendiando la cubierta. El barco está a la deriva yendo aguas abajo y a punto de explotar.
El barco hace aguas. Los tripulantes hacen esfuerzos para llegar a tierra y restablecer el rumbo perdido. El comandante ha develado sus verdaderas intenciones e implanta su predominio arbitrario.
El barco hace aguas… las ratas comienzan a abandonarlo.
Pareciera ficción. Cada día, la voz del pueblo en defensa de sus derechos en Venezuela es criminalizada. Si el pueblo no calla o es sumiso, habrá consecuencias.
El llamado constante a la guerra en una especie de talk show, “Aló presidente”, genera zozobra en la población, además de constituir delito de lesa humanidad. Los venezolanos tenemos que cargar encadenados a la TV con este bodrio semanal interminable, como si no fuera suficiente sobrevivir a la inseguridad y la pesadilla que se ha constituido el gobierno y sus medidas extraviadas.
“Si inician una ofensiva de violencia dura que nos obligara a nosotros a la acción dura, algo que no les recomiendo… nuestra respuesta los barrería. No tienen con qué”, ha advertido Hugo Chávez. Es su “Guerra” imaginaria y desquiciada.
Solo revelar el mensaje entrecomillado de lo dicho por Chávez, puede ser considerado traición a la patria. La libertad de prensa no es lo único que está en jaque en Venezuela. Intervención, hegemonía y represión, son la trocha preferida por el Gobierno para enfrentar la crisis de control casi absoluto sobre una nación arruinada, desmoralizada y desconcertada en su historia contemporánea.
Los excesos se hacen más extremos, perdiendo el respeto a los conciudadanos y al mundo en cada arremetida. Hugo Chávez expresa sin vergüenza un lema que revela su estrategia: “divide y vencerás”.Y amenaza con “acelerar más la revolución, si la burguesía sigue por el camino de la confrontación”. Es un camino de pesadillas y fantasmas, especie de paranoia guerrerista en la que permanece anclado largamente, absorto en su soberbia. Chávez disfruta ser canalla, y se muestra cada día más espinoso y arrebatado.
Cada domingo los venezolanos debemos cargar con una pesadilla instalada en nuestros medios de comunicación impuesta de la sobre dosificada voluntad del mejor conocido como "Héroe del Museo Militar", "Tribilin" o el "Arañero de Sabaneta".
La salida democrática está muy cerca y este extraño pasaje será historia muy pronto; o mejor... ¡un mal chiste!
No hay comentarios:
Publicar un comentario