martes, 6 de octubre de 2009

MORDAZA, PERIODISMO Y LIBERTAD

CENSURA; ODIO Y SILENCIO

Cuando la libertad de expresión no está fundamentada en la libertad de información, su valor como derecho le resta armonía. Sin información, solo habremos de expresarnos sobre abstracciones o elucubraciones sin contexto ni veracidad argumental.

La libertad de expresión que acogemos, alcanza la posibilidad de poder expresarnos con respeto y equilibrio. Pero, la responsabilidad y manejo de criterios informativos, se ven influenciados por agentes de acondicionamiento y de censura, arbitrados por quienes que ven comprometidas sus propios puntos de vista y espacio social.


LA VERDAD OFICIAL
Odio de clases, de razas, repulsión a quien piense diferente es desafuero diario incitado desde la trinchera presidencial. La verdad comunicacional hegemónica, no solo está dirigida a aplastar a la disidencia no oficialista, manipula la masa afecta, grupo violento que aguarda el permanente discurso explosivo y que la orienta a descalificar a quienes no comparten su visión. Esto se registra diariamente, sin vergüenza y mostrando una suerte de descaro que destaca su "orgullo" de seguir el ejemplo dado por el pesidente.
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Frases de antipatía preconcebidas estimulan en sus declaraciones a voceros y seguidores del gobierno, que repiten y corean en muestra de evidente furia y resentimiento desde la más grande maquinaria mediática que gobierno alguno haya cimentado. Su acción llega a tornarse hostigante y definitivamente punitiva. Esta “verdad” corrompe la ley y la hace cómplice de delitos

En fecha 15/09/09 el señor Chávez declara “2.000 módulos de Barrio Adentro están cerrados... cómo es esto”. Quince días después 04/10/09 expone sin reconocer la crísis “Venezuela tiene el mejor y más amplio sistema de salud de Latinoamérica”. La verdad forjada, es verificable pues se cae por propio peso. Esta viene acompañada de un continuo maquillaje de cifras oficiales, que constriñen y ocultan el verdadero rostro de la calidad de vida, tornándola bizarra.
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La crisis hospitalaria ha alcanzado su clímax. Parturientas en aceras y han regresado las enfermedades endémicas desaparecidas al comienzo del otrora periodo democrático”. -Rafael Orihuela exministro de salud -

El ejemplo se repite en multiplicidad de enunciados. “Los ricos se creen mejor que nosotros. Por eso no quieren la ley de educación”. “¡Escuálidos, pitiyanquis!”. Odio y repulsión a quien piense diferente es espoleado desde la trinchera presidencial. Frases de antipatía estimulan en sus declaraciones a voceros y seguidores del gobierno, que son repetidas a coro como muestra de furia y resentimiento.

El hecho informativo es manejado, manoseado como un elemento político. Venezuela es un país dividido y de antagonismos. Ejemplos abundan.



LA AUTOCENSURA
La sociedad venezolana se encuentra en un estado de alerta informativo. Las presiones gubernamentales que pretenden amordazar la verdad han sistematizado su acción, cualquier acto debe ser debidamente autorizado para controlar y debilitar cualquier manifestación y con ello resguardar la estabilidad del sistema. En Venezuela “protestar” tiene su precio, la denuncia es considerada un acto atentatorio y criminal.
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La Comunicación como pasión y fundamento profesional ha sido purgada con ejemplos innegables. Gustavo Azocar, Patricia Poleo, Martha Colomina y medios como RCTV, Globovisión, Correo del Caroní, las radios cerradas y constantes amenazas son historia sin fin.
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Los venezolanos necesitamos conocer los compromisos adquiridos solapadamente con otros países, Rusia, Cuba, Ecuador o Bolivia entre otros. Los compromisos de las bicicletas que huelen a uranio con Irán, divulgar la verdad sin barreras impuestas desde el Ejecutivo Nacional en solapados actos de amedrentamiento, con desinformación de los índices de mortalidad en salud, economía y violencia.
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Venezuela está montada en un régimen de aversión por lo propio, terror, impunidad y desinformación.
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La Comisión Interamericana de Derechos Humanos debe hacerse presente en Venezuela para constatar la persecución y violencia hacia periodistas y estudiantes -entre otros- que se hace desde instituciones como la Asamblea Nacional y la Fiscalía.
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