El régimen chavista, encubierto en una apariencia escandalosa y anárquica, maneja un rodillo restrictivo y aplastante de intimidación y extorsión de la conciencia y el voto.
La resistencia a la intimidación y la extorsión del régimen chavista ha movilizado a sectores de la población contra una revolución huérfana de ideas.
El régimen chavista, bajo su apariencia escandalosa y caótica, presume de aplastar intimidar y extorsionar influyendo en las conciencias y el voto, que manipula y sujeta a empleados públicos, pensionados, obreros y trabajadores eventuales, ofreciéndoles confirmarlos en sus empleos a cambio de adhesión política y haciéndoles creer que todos sus movimientos y palabras son vigilados de modo que, ante la menor desviación, la represalia gubernamental se volcará sobre ellos como una guillotina, privándolos del trabajo, el salario o pensión.
Los apetitos hegemónicos de Chávez son identificables en quienes pretenden llevarlos a cabo. Individuos acomplejados, diferentes a la justicia y reconocibles por el guión que manejan. Prototipo de marginalidad intelectual, obsecuentes por sentirse inferiores y de apariencia aprobatoria del discurso que les acompaña. Ese “cassette” que les enchufa un asaltado por sus propios demonios, un perturbado que solo trata de compartir su demencia y poca vergüenza.
Indecencias, amenazas y humillaciones tratan de imponer a una sociedad que se resiste a aceptar un desarreglo que se evidencia en su conducción anómala. Ese país que ustedes quieren no sucederá, jamás se hará real esa dislocada visión de desesperanza.
Les creemos cuando dicen que son suciolistas, por que así se estiman y piensan. Si lo pudiesen ver a la distancia se apreciarían acomplejados, marginales, bichos de uña cualquiera destilando resquemor, reconociéndose inferiores y miserables irrecuperables. Qué pasó en sus vidas para llegar a eso.
Cuando Chávez afirma "la propiedad privada no existe" en realidad estaba dando una orden, solamente demanda que se cumpla su designio.
Está claro que el discurso agresivo, prepotente y lleno de odio del Presidente contra un sector de los venezolanos, constituye el centro de nuestras divisiones internas y de nuestra debilidad para afrontar los peligros que nos acechan. Brasil nos coloniza en lo comercial, Colombia nos desprecia militarmente, Guyana entrega concesiones en un territorio que está en disputa y un grupito de islas antillanas se niegan a reconocer los derechos marítimos que nos corresponden. Más, buenos y malos juegan al sikencio en nuestro padecer como sociedad, donde "del arbol caído, todos hacen leña".
Indecencias, amenazas y humillaciones tratan de imponer a una sociedad que se resiste a aceptar un desarreglo. Esta sociedad insegura y atacada por el miedo no se esconde ni se acostumbrará a esta suerte de pesadilla.
Ese país “a la cubana” no sucederá
… jamás se hará real!
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