viernes, 3 de julio de 2009

En Honduras las instituciones democráticas han funcionado. Un Presidente democráticamente electo ha vulnerado sistemáticamente la Constitución y la conciencia nacional se ha impuesto para corregir el amago de la tiranía.
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El mensaje de Honduras es claro, sencillo y aleccionador: el dictamen democrático, ejercido a través del voto, no autoriza para transgredir las leyes de la República.




Latinoamérica vive un escenario de agresión a la democracia, aprovechado por quienes ven en ella la oportunidad de su destrucción. Una “legalidad” sui generis, procedimientos ambiguos y encubiertos en la oscuridad de planes dictatoriales liderados desde Venezuela, la coalición del ALBA y la ayuda condicionada del secretario general de la O.E.A y su propio plan hegemónico.
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La Unión de Organizaciones Democráticas de América, UnoAmérica, pidió hoy la destitución del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, por su "desastrosa gestión al frente de ese organismo multilateral".
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Afortunadamente, el mundo comienza a reaccionar. Allí queda el mensaje de coraje de un pequeñísimo y pobre país caribeño mostrando donde está su fortuna y razón de ser... la libre, orgullosa e independiente Nación llamada Honduras.
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